Viendo hoy las campañas de Benetton en clase, vienen a mi memoria las imágenes de una tesis de grado meritoria de un diseñador gráfico colombiano Camilo Páez Vanegas, consisitía en una arriesgada apuesta fotográfica tridimensional, en la que lo animal se compone de lo humano. Pone como tema un juego de semejanzas entre las formas del cuerpo humano y el de ciertos animales, que a su vez fueron elegidos porque las personas suelen nombrarlos para expresarse acerca de otras personas. Es un juego visual-lingüístico, que busca propiciar una ‘explosión’ de sentido. Perro, loba, lagarto, bagre, sapo o cerdo son algunos de los apelativos que los humanos solemos emplear para explicar determinadas conductas o características de las personas que nos rodean. Históricamente hemos establecido una conexión entre humano y animal, unas veces para censurar, otras para transmitir valores, algunas para dar moralejas y otras para ridiculizar. Camilo se dio a la tarea de construir seis imágenes de gran forma...
Comentarios
Publicar un comentario